jueves, 4 de diciembre de 2014

Miki Haruta

Recorría, en una soleada y fría mañana de primeros de diciembre, el Paseo de Blas Infante de Ronda, a los acordes de arpa que una joven vertía sobre aquella impresionante vista, cuando me topé con la Glorieta que se hizo en honor del pintor Miki Haruta, afincado en Ronda, de la que se enamoró y que no dejó hasta su muerte en 1995. Me llamó la atención el epitafio que figuraba sobre su tumba: "Nací para morir, muero para vivir".

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